Cinco historias del maíz

Cinco historias del maíz
Te explicamos cinco curiosidades históricas relacionadas con el maíz, la materia prima de nuestras tortillas, su cultivo y su consumo.

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El maíz es uno de los cereales más comercializados en todo el mundo. Su cultivo a nivel global se remonta 7.000 años atrás y, aquí a España, llegaría de la mano de Cristóbal Colón cuando, en el siglo XIV, trajo varios alimentos de ultramar tras descubrir América. Fue entonces cuando los españoles también incorporaron a su dieta otros productos como la patata, el tomate, el pimiento, el cacao, la vainilla y varias frutas tropicales. Ahora bien, más allá de los datos históricos en torno a este cereal tan preciado, en Nagual te descubrimos otras cinco historias del maíz que seguro que no te dejan indiferente. ¡Sigue leyendo!

¿Cuántos tipos de maíz existen?

Aunque el amarillo sea el más popular, en México se cultivan más de 60 variedades distintas de maíz. En Nagual hemos querido adaptar la tortilla de maíz al paladar europeo, con lo que elaboramos nuestras tortillas con aquellos maíces más característicos del país azteca, esto es, el amarillo, el blanco -nuestra receta original- y el azul. Aunque este último apenas representa entre un 1% y un 2% del maíz que se produce en el país azteca, su sabor terroso y sus propiedades nutricionales no pasan desapercibidos en ninguna parte.

Lo que más llama la atención es, sin ninguna duda, su aspecto. Y es que su tono azulado se debe a la elevada concentración de antioxidantes, en particular de antocianinas, una sustancia presente también en cerezas, arándanos y ciruelas.

Otra de las variedades que no pasa desapercibida es la Jala, una planta que se cultiva en el Valle de Jala, en la región mexicana de Nayarit, y que puede llegar a medir hasta cinco metros de altura. Sus mazorcas, con una longitud media de 30 centímetros, se han proclamado como las más grandes del mundo, más si cabe tras el récord logrado en 2023 por un agricultor local, que consiguió cultivar una mazorca de nada más y nada menos 49 centímetros.

¿Cómo pasó el maíz de ser un producto residual en nuestro país a uno básico?

A su llegada a España, el maíz no gozó de ningún trato de favor. Más bien se convirtió en un producto residual. El hecho de que apenas requiriera superficie o conocimientos agrícolas para su cultivo lo hizo un cereal de segunda que se reservaba mayoritariamente para el forraje de los animales o en las dietas de las clases sociales menos favorecidas.

No fue hasta la Guerra Civil Española, ya entrado el siglo XX, cuando se vio su potencial para obtener productos de consumo humano como aceites, almidón o harinas, o para elaborar gachas, farinetas, tortas o talos, una especie de pan que se consume tanto en el País Vasco como en Santander. Una de las formas en que más se consume el maíz es en forma de harina. Precisamente es el ingrediente estrella de nuestras tortillas, pero también de un sinfín de bizcochos y panes.

¿Qué bebidas contienen maíz?

El maíz se halla presente en diversos alimentos y recetas mexicanas, pero… ¿qué pensarías si también te dijéramos que varias bebidas del país azteca lo contienen en su formulación? Es el caso del tascalate o el tejate, ambas originarias de Oaxaca. El primero, muy popular también en Chiapas, se elabora con maíz, cacao, azúcar, canela y achiote y, como explican desde El Sol de México, visualmente es un polvillo rojizo que se toma disuelto en agua o leche y acompañado de hielo. Por su parte, el tejate se elabora con maíz, cacao, hueso de mamey y flor o rosita de cacao y se distingue por la espuma blanca y grumosa que se gorma en su superficie.

El pozol, bebida que se consume en las regiones de Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Veracruz y la Península del Yucatán, prosigue el diario, es “la bebida por excelencia maya, elaborada a base de maíz y cacao”. El tejuino, del que destaca su alto contenido en probióticos, se prepara con masa de maíz fermentada, piloncillo y nieve de limón, y se consume mucho en Guadalajara y algunas partes del norte del país. Por último, encontramos elguarapo, muy popular en Tabasco y de color blanquecino, que se elabora a base de maíz tostado y quebrado, panela molida y agua que se deja fermentar. Se trata de cinco bebidas prehispánicas que todavía perduran en el tiempo y que los mexicanos consumen a diario, dadas sus propiedades nutricionales y su efecto saciante.

¿Por qué en los cines se consumen palomitas de maíz?

Al principio, las salas de cine rechazaban el consumo de palomitas porque las asociaban a un hábito poco refinado. El objetivo, según el historiador culinario Andrew Smith, autor de “Popped Culture: A social history of popcorn”, era emular la exquisitez de los teatros. Aun así, había espectadores que lograban colarlas. Hubo que esperar hasta la Gran Depresión, en los años 30 del siglo pasado, cuando Julia Braden logró instalar el primer puesto de palomitas de maíz. Lo hizo en una sala de proyecciones de Kansas City, en un momento en el que el precio de los alimentos iba al alza y los de los planes lúdicos y culturales, a la baja.

El experimento resultó ser todo un éxito y sentó las bases del tándem indivisible entre las proyecciones cinematográficas y las palomitas de maíz. Por entonces, las entradas de cine costaban en torno a 25 centavos de dólar, y las palomitas, elaboradas a ritmo por las máquinas Cretors, entre 5 y 10 centavos la bolsa.

El espaldarazo final vino poco después, cuando se introdujo el sonido en las películas, lo que ayudó a amortiguar el sonido que causaban los espectadores al consumirlas.

¿Qué consecuencias ha tenido que el maíz también sea un biocombustible?

En la hoja de ruta hacia una movilidad sostenible y hacia la descarbonización de la economía, hay un elemento que se perfila como baza fundamental. Se trata de los combustibles renovables o biocombustibles, entre los que se encuentra el bioetanol, un tipo de alcohol que se obtiene a partir de diferentes tipos de plantas ricas en celulosa, como la caña de azúcar o la remolacha, o de algunos cereales, como el maíz.

Así, el bioetanol, que puede utilizarse como combustible sostenible en estufas, chimeneas y motores de combustión interna, y como fuente renovable para generar electricidad en plantas de generación eléctrica, ofrece ventajas como la reducción de emisiones de CO2, la no generación de residuos y el impulso de la economía local. Así lo pone de manifiesto Repsol, que explica en su blog cómo, en la actualidad, los países líderes en la producción y consumo de etanol son Brasil y Estados Unidos, siendo este último además el principal exportador de bioetanol del mundo. En Europa, el país que más bioetanol consume y exporta es Francia.

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