Según los historiadores, los textos que recogían los fundamentos de la mitología maya fueron quemados por los españoles durante la conquista del continente americano, allá por el siglo XVI, de ahí que la información relativa a esta cultura mesoamericana sea limitada. De ella, sin embargo, sabemos que, como tantas otras, era politeísta y atribuía tanto la creación del mundo como los fenómenos naturales, incluidos cataclismos y catástrofes, a los dioses, a quienes dedicaban múltiples ceremonias y rituales. Dioses, a su vez, que, tras probar distintas fórmulas para crear al ser humano, finalmente lo lograron con mazorcas de maíz. ¿Quieres saber más de sus creencias?
Entre el periodo formativo y el postclásico, que terminaría con la conquista de la última ciudad maya por parte del imperio español en torno a 1697, la cultura maya abarcó algo más de dos milenios. Se trata de una civilización cuyos primeros vestigios se remontan al año 1800 a.C. y que se desarrolló en la región sur de México, Guatemala, Honduras, El Salvador y la zona norte de Belice, abarcando más de 300.000 km2. La mitología maya fue, junto a su escritura, su arte, su arquitectura y el dominio de los sistemas de numeración, con las matemáticas y la astronomía a la cabeza, los elementos que caracterizaron a una cultura de la que todavía hoy se habla en uno y otro confín.
Deidades y sacrificios humanos, elementos centrales de la mitología maya
Como el resto de las culturas mesoamericanas, los mayas creían en un reino sobrenatural habitado por poderosas deidades, a las que rendían culto mediante ceremonias y sacrificios humanos. La sangre, de hecho, se consideraba un potente alimento para esas deidades, con lo que los sacrificios de los prisioneros de guerra de alto rango se convirtieron en una de las ofrendas recurrentes de la civilización.
Los difuntos -a quienes las familias enterraban bajo sus casas- y los chamanes, ambos considerados intermediarios entre la población y las deidades, también eran venerados como los que más.
Así, la mitología maya creía en un reino sobrenatural conformado por trece niveles en el cielo y otros nueve en el inframundo. Los mortales ocupaban un nivel intermedio entre los primeros y los segundos.
Entre las divinidades más populares de la mitología maya destaca Hunab Ku, el padre de todos los dioses. También figuran Yum Kimil, dios de la muerte; Kukulcan, dios de la serpiente emplumada; Pawathú, dios que representaba los cuatro puntos cardinales; Itzamná, dios responsable de la creación; Chaac, dios de la lluvia; Kauil, dios del fuego; Yum Kaac, dios de la naturaleza y venerado especialmente por agricultores y cazadores; Ix Chel, diosa de la salud y el amor; Kinich Ahau, dios del sol…
Y no nos podemos olvidar de Yum Kax, el dios de nuestra materia prima, el maíz, quien regía las fiestas, la escritura y la danza, y los cultivos típicos de la que es la civilización mesoamericana más longeva de todos los tiempos.
El maíz, cereal que dio lugar al hombre, según la mitología maya
Como ocurre en tantas otras culturas mesoamericanas, los mayas también atribuyeron la creación de la tierra, los animales y el ser humano a los dioses. En este caso, sin embargo, dar con una versión perfecta del hombre que hablara, tuviera conocimientos y los venerara, no fue tarea fácil. Primero lo intentarían tres dioses, Kukulcán, Tepeau y Cachulhña Huracán, quienes lo probaron con lodo. Se trataba de una versión aparentemente fuerte y capaz de labrar la tierra que, sin embargo, era incapaz de hablar o caminar y se deshacía, convirtiéndose de nuevo en lodo, en cuanto empezaba a llover.
Lejos de desistir, esos tres dioses involucraron a otros cinco en la creación de esta nueva especie llamada a dominar el mundo. Esta vez lo probarían con madera. El resultado fue un hombre capaz de hablar, caminar y reproducirse, pero cuyos movimientos rígidos y falta de empatía y emociones no convenció a sus ideadores.
Tiempo después, los dioses lo intentaron una vez más. En esa ocasión, debatieron en torno a qué material los llevaría a crear un hombre que no solo pudiera pensar, sino también sentir, concluyendo que las mazorcas de maíz eran la mejor opción. Con las mazorcas formaron una masa blanca que daría lugar a Balam Quitza, Balam Acab, Ma Hucutah e Iqui Balam, cuatro hombres que demostraron ser inteligentes, capaces de caminar, pensar y amar. Del maíz con el que fueron creados surgiría su sangre y su corazón.
Los meses y años posteriores a su creación, esos primeros hombres de maíz, que pronto se expandirían por la tierra, se encargaron de sembrar la tierra y de transmitir a sus descendientes la importancia de respetar la naturaleza y de venerar a los dioses que les habían creado.
¿No te parece curioso el vínculo entre el maíz y la creación del hombre? ¿Qué otras creencias de la mitología maya te han llamado más la atención?